miércoles, 12 de mayo de 2010

Y el frío entró sin avisar.

Hoy como cada mañana te esperé en el bar de la esquina. Mientras te decidías a venir me entretuve observando a la gente que pasaba, sus caras reflejaban una vida marcada por el paso del tiempo. Jugué a adivinar cómo seria el día a día de cada uno de ellos, a qué se dedicarían, sus aficiones gustos y odios, sus secretos mas íntimos, su último pensamiento al acostarse y el primero al levantarse y sobre todo, ¿serian felices? No me resultó complicado descifrar mis dudas; sus ojos reflejaban su alma. Después de tres horas de intensa psicología decidí abandonar el tiesto donde me habías dejado plantada. De vuelta a casa fui dejando un pequeño rastro de ositos de gominola, sé que te encantan, aun aguardaba la estúpida esperanza de que los siguieses y llegases hasta a mi. Como era de esperar no apareciste, quería ponerte a prueba; quería ponerme a prueba, cogí la peluca rosa del cajón y retrocedí sobre mis pasos, volví al café de la esquina donde tantas veces me prometías que yo era, era yo, YO. No me equivoqué allí estabas, pero con ella...ella...ella...la cogías de la mano y le sonreías como solo tu sabes hacerlo, cómo tantas otras veces habías hecho conmigo… me prometiste desayunar, ¿tanto te costaba invitarme a un jodido café? Empiezan a caer pequeñas gotitas que mojan el periódico que tengo encima de la mesa, creo que vienen de mis ojos, pero ¿porqué? ¿Estoy llorando? Si, lo estoy haciendo, odio llorar, odio admitir que has conseguido atravesar la coraza con la que suelo recibir a la gente, un muro que separa lo personal de lo profesional, que impide que la gente de “a pie” llegue a conocerme en mi plenitud. Me hice con ella mientras jugaba a crecer, mientras las experiencias me enseñaban a ser un poquito mas fuerte, a caminar con la cabeza alta. No me lo puedo permitir, no me gusta ese tipo de lujos, he sido tu Lolita de campamento, tu revista en el tren, tu libro en el metro… pero he de reconocer que…mereció la pena, pero igual que empezó, hoy ha acabado, volveré a jugar a ser aquella persona interesante de la que alguien algún día se enamorará, seré quien hoy admiro a quienes lo son. Seré yo, y no tu yo.
Parece ser que mañana lloverá.

1 comentario:

  1. wow, escribes con muchísima fuerza. Me he sentido particularmente identificado con este párrafo "(...)No me lo puedo permitir, no me gusta ese tipo de lujos, he sido tu Lolita de campamento, tu revista en el tren, tu libro en el metro… pero he de reconocer que…mereció la pena(...)" realmente inteligente. Estaré atento a las demás cosas que tengas que decir ;)

    un beso

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