Dejar que tus ojos respiren una melancolía contenida. Adormecer unos sentimientos que aguardan impacientes. 

Exigencias del guión que maniatan unas inquietudes inmaduras. Y es que ella te sueña, ella se entretiene lamiéndose las ganas, acariciandose los recovecos que esculpiste en su cuerpo.

La dejaste violar las leyes de la gravedad con sus manos. Te acercaste a la frontera de sus piernas, hoy abiertas sin ti. 

¿Cómo es perder algo que nunca tuviste?

Su sonrisa enciende las miradas de una realidad marcada por lo que nunca ha sido y podría volver a ser.

Encharcaste su mirada con la visión de una calada a medias, con la complicidad de los silencios compartidos.

Creer, no es lo mismo que conocer, palpar, no es lo mismo que tocar, probar, no es lo mismo que saborear. 

Si nunca nos esforzamos en conocer,

jamás saborearemos el tacto de la verdad.